jueves, 10 de septiembre de 2015

Pellizcos.

Las migas en la mesa ya están duras, el perro esta mosqueando la cocina y las repelo con una capa de humo, siempre hablo de fumar pero es que me gusta pensar que no soy igual de idiota que siempre y que puedo dejar de ser o ser con un cigarro en la mano (irónicamente eso me hace más idiota y mas mortal), que puedo pensar mejor, que no tengo ticks ni ansiedad y que no tengo ganas de salir sin motivo a la calle y no regresar. El cigarro es una parte sustancial de mi misma que a veces se va pero siempre, siempre va a regresar.
Borges se alegró cuando dejó de ver por que ya no lo atormentaba su reflejo pero yo ya estoy ciega y ni siquiera me importa quién soy, necesito verlo, necesito cambiarme el nombre y buscarlo a ver si en cualquier vida, aunque fuese en una me amara, en cualquier presentación, de animal, de piedra, de suspiro.

martes, 1 de septiembre de 2015

Momento cero.

Háblame.
Contamos al revés, perdimos.
Somos una película rota, o quizá, no debimos dejar que corriera, quizá nuestras heridas no encajan, como pensábamos de los rompecabezas incompletos que dejamos en la mesa.
No me acostumbro a ti, siempre siento que tengo que alejarme o fundirme contigo; vayámonos lejos de los labios.
Conozco ahora tus sitios débiles y eso me hace peligrosa.
No me gusta tu voz, ni el lugar en el que te vi ayer, no me gustan tus hombros, ni tu cabello, no me gusta tu sonrisa, ni tus ojos, no me gustan tus manos, ni tus piernas, no me gusta tu impaciencia, ni la forma en la que dices mi nombre, sigo contando al revés, al momento del encuentro y te borro, ya no deberías existir a partir de ahora.