jueves, 21 de enero de 2016

Bad Girl.

Te estoy perdiendo creo.
No sé si te tuve.
Qué injusta es la ignorancia.
Perdí tu número, si ves esto llámame.
He estado nerviosa ¿sabes? tengo muchas cosas en qué pensar, tengo achaques extraños, como los de siempre pero multiplicados, no he dejado de fumar, hablo dormida me dicen, y también despierta, a veces hasta por los codos pero últimamente solo me callo, constantemente me callo, me caigo, me vuelto a acostar y me cogen.
Me he vuelto más desordenada, por que sí, es posible llegar a estos extremos, ¿no te da gusto saber que aún somos lo opuesto? Ahora tomo té todas las noches, me hace sentir presión en el vientre bajo y si me masturbo el orgasmo es mas intenso, como cuando estas de misionero con las piernas adornando los hombros, ¿si sabes? sigo hablando de sexo, perdona la incomodidad, no puedo dejar de contarte todo...
He conocido a alguien, es un idiota, como con los que usualmente yo salgo, me lastima en muchos sentidos pero he tenido esa vena masoquista mucho tiempo, creo que de nuestros tiempos aún mantengo ese lado mío que tú conociste, creo, ya hace mucho que no nos vemos los defectos, tenemos los ojos escondidos en las palmas de las manos cuando nos encontramos por la calle y tenemos los oídos metidos en el culo al parecer, no sé si tengas la amabilidad de poner las manos en estas lineas y hacer como que me lees, pero okay no hablemos de que tan improbable sea que quieras saber de mí.
Fingiré que sí.
Entonces... Pasan cosas, me imagino que también a ti te pasan cosas, quiero saberlas también pero no sé si siga siendo lo tuyo escribir cartas, o al menos a mí.. pero bueno quiero pensar que también coges, deberías, a veces es bueno, cuando te lo hacen bien claro...
Él es de algún signo que ahora mismo no puedo recordar, trato de decirlo y se me va el nombre y solo puedo recordar unas pinzas, no sé si sea cáncer, pero no lo es por que él no es tan buena persona, es alguien demasiado... demasiado vacío, tanto, que mi amor no lo llena, ojalá pudiera ¿sabes? pero tiene algo con lo que yo no puedo cargar, lo he intentado, me he ido pero inevitablemente siempre regreso y me siento como un espectador viendo a un animal moribundo, o ¿es a caso que yo soy el animal tirado a un lado de la carretera? sea cual sea el caso estamos ahí ya hablando de erecciones involuntarias o de extrañarnos (pero no) o ya estamos hablando de mis labios (de todos ellos) o de música y nos abrazamos como si nos quisiéramos, nos decimos cosas que existen, ya sea en el plano de la mentira o de la verdad pero ahí están, y vemos por nosotros mismos, trato de despedirme siempre de él por si me voy para no regresar o por si él me olvida. Las dos cosas son posibles y las dos duelen igual.
Lo extraño siempre ¡carajo!, extraño a la gente también ¿sabes? como a ti por ejemplo, llámame un miércoles a las 9 de la noche por que esos días te los dedico a ti, como los viernes a él y como los domingos a los demás, no me olvides.

martes, 19 de enero de 2016

Los fantasmas son inverosímiles.

Cómo es que contamos historias de fantasmas aunque nosotros mismos seamos uno ya.
Los demás escuchamos por que los fantasmas son inverosímiles, son cosas que no hablan de nadie, y por eso los oídos no se hacen sordos por primera vez, ahora escuchamos y no solo oímos, como cuando nuestra madre nos decía que no miráramos al espejo por temor a volvernos locos... demasiado tarde madre, o cuando podíamos hablar sobre quién le gustaba a quién en el receso de la escuela, ahora simplemente volteas te sonríen y ya sabes todo.
¿Qué inseguridades te acompañan ahora? Las de la piel...

viernes, 8 de enero de 2016

La estación perezosa.

Colmamos de paciencia la última estación viviente.
Entre las cobijas o las piernas, o la ropa interior gastada, entre perfumes caros, entre canciones que no entiendo, me llené de ti... y el jardín de repente se volvió gris; ya las flores se marchitaron, las hojas se destiñeron, la tinta no me alcanzó para poder volverte a crear, ya no puedo, ya no quiero.
Y las luces se apagan y nos tocamos despacio debajo de las sabanas, aunque el jardín este muerto, fingimos para no tener que ir a recoger lo muerto, para no enterrar lo podrido aunque sepamos que ya no tiene caso ignorarlo, busco entre los dedos y entre los dientes desnudos las respuestas que no encuentro en mi misma, mi vida, te extraño más que nunca por que ya te di demasiado de mí.
La estación se vuelve perezosa pero yo te extraño, y la estación no acaba y no llegas.

Ojos pequeños, que no ven grandes defectos.

Te veo de lejos, estás apoyado en una barda y traes lentes, lo único que puedo ver en la inmensidad de ellos es a mi misma en ti, ¿tú te ves en mí? en mis ojos, en el liquido irascible, iracundo... furiosamente común, en las gotas que se retienen caprichosas en las pestañas nacientes, suicidas necias.
Te quitas los reflejos, me despojas... pero ahora me observas y yo sé que estos ojos pequeños te sirven para que no sientas que noto tus grandes defectos.