Sin embargo, aquí estoy, esperando a que llueva en el desierto de tu alma, aquí, esperando a que en lo profundo de tu decrepito corazón surga una chispa e inicie de nuevo el fuego que hace tanto se apagó, esperando a que de nuevo tus labios húmedos toquen mi piel.
Ya ni siquiera pronunció tu nombre y no sé si es por que me duele o por que tu nombre ya no suena igual que antes...
Cuando te amaba el cielo se iluminaba más temprano y la oscuridad de la noche llegaba muy tarde...
Cuando tú me amabas.
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