Hicimos de nosotros lo que eramos antes, eramos lo que somos y ahora formamos hélices de luchas constantes, cortamos y volvemos a irnos, cortamos y dejamos hecha madeja la carne y los sesos.
Nos devanamos con tal de reconstruirnos, con tal de volver a juntar las piezas y somos menos, menos masa, menos alma, menos, menos, menos.
Tu risa me hace creer, creer en, creer, y cantamos canciones de antaño por el reencuentro como si siempre las hubiéramos tenido en mente.
La boca me sabe a alcohol barato y me convenzo de seguir bebiendo del mismo vaso aunque no me guste beber, aunque yo no sepa de resacas.
En la ebriedad pronuncias palabras complicadas que no te gustan pero que yo guardo como una mirada echada al hombro y me despido lento.
Ya no volteo a verte porque mi ceguera es voluntaria, me voy.
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