Amanecí agria y extrañandote, eso de por sí es bastante decadente, pero no me ofende hablar de decadencia si de lo único que puedo presumir es de soledades, egolatrías y maltratos o de ti, que es lo mismo.
Fuiste mi buena mezcla de amores rotos y fracasos, seguiste la linea preconcebida.
Te quiero pero no me matas, pero no.
Incapaz de describirte, no puedo hablar de ti y de ninguna de tus formas, no puedo describir tus ojos sucios o tu boca tan húmeda siempre, no puedo hablar sobre tu barba, ni de tu voz, ni de que todo el tiempo te llamo en pensamientos: "extrañame", te digo, por que ni siquiera puedo añorarte físicamente, eres algo que se supone no existe, y yo no te quiero como una bruma lejana te quiero aquí besándome el caracol de la oreja y hablándome de tus pasiones como el odio.
Eres extraño, por eso aunque no te vayas yo te necesito un poquito cada vez más...
Los oídos punzantes te representan. Eres como las llaves chocando entre sí, eres una insistente despedida, un constante arrepentimiento y aún así...
Los Labios chocan, los dientes también, las respuestas, las salidas, los buenos deseos, la mala racha, las dudas, los sexos.
Tocamos partes de nosotros que ni siquiera sabíamos que teníamos pero las tocamos como venerando a los fantasmas de los antiguos orgasmos.
Dejan de importar la ambivalencia entre el irte y el venirte y egoístamente juntos, solamente nos dedicamos a nosotros mismos.
Te quiero pero no me matas, pero no.
Incapaz de describirte, no puedo hablar de ti y de ninguna de tus formas, no puedo describir tus ojos sucios o tu boca tan húmeda siempre, no puedo hablar sobre tu barba, ni de tu voz, ni de que todo el tiempo te llamo en pensamientos: "extrañame", te digo, por que ni siquiera puedo añorarte físicamente, eres algo que se supone no existe, y yo no te quiero como una bruma lejana te quiero aquí besándome el caracol de la oreja y hablándome de tus pasiones como el odio.
Eres extraño, por eso aunque no te vayas yo te necesito un poquito cada vez más...
Los oídos punzantes te representan. Eres como las llaves chocando entre sí, eres una insistente despedida, un constante arrepentimiento y aún así...
Los Labios chocan, los dientes también, las respuestas, las salidas, los buenos deseos, la mala racha, las dudas, los sexos.
Tocamos partes de nosotros que ni siquiera sabíamos que teníamos pero las tocamos como venerando a los fantasmas de los antiguos orgasmos.
Dejan de importar la ambivalencia entre el irte y el venirte y egoístamente juntos, solamente nos dedicamos a nosotros mismos.
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