jueves, 30 de julio de 2015

VeoVerde.

Ya no diferencio entre noventa minutos y dos horas.
Ahora entiendo por qué tengo ansiedad.
Me muerdo las uñas, me muerdo los labios, fumo y como en exceso.
Imagina esto:
Son las tres de la mañana, !Dios¡ es ahora cuando pienso en la inmortalidad del cangrejo y en cuán estúpido es poner a alguien "equis" a imaginar "ye" cosas... en fin, estás dormido, completamente muerto pero por alguna cosa de la vida te da comezón el cuerpo, no el cuerpo solamente, no solamente una comezón cualquiera, es el cuerpo entero, es una comezón verdadera, los parpados te pican, el cuero cabelludo, las plantas de los pies, las rodillas, la espalda, cualquier cosa que tenga contacto con la sabana y obviamente no hay dedos que te alcancen, no puedes rascarte dentro del ojo pero puedes rascarte el ya infectado oído que está así por habértelo picado incesantemente cualquiera de las otras noches anteriores, te pican las tetas, por que sí, los hombres también tienen tetas, y te pican la vagina o el pito, por que no hay centímetro de piel que se salve, ya hay pedazos de tu existencia que ni siquiera parecen piel, medios rasgados, sangrados, ya con costra, tienes que parar y lo sabes, pero sigues sintiendo está comezón tan hija de puta.
Las horas no alcanzan tic-tac, tic- tac, ¿quien decidió que el sonido de las manecillas era ese? suena más a un constante pum, pum, pum, pum, que te retumba en el oído (en el que escuchas, o sea el que no esta infectado) y se siente debajo de las uñas, donde punza y sangran ... retumba dentro de tu ojo haciendo eco en el tick que hace bailar la ojera de aquel corriente color morado y hace que todo parezca aún más lento, o más rápido, dependiendo de cuanta comezón te quede o cuánto sudor siga saliendo de debajo de tu ya de por sí, sucio cabello, de repente las sabanas parecen sogas y te atan, se amoldan a tu cuerpo como segunda piel, falta la respiración.
¿No es extraño que la gente siga creyendo en las ovejas para dormir?
¿En qué cree la gente hoy en día? debería de saberlo una anciano como yo, pero no sé si soy anciano o si debería de saberlo, tic-tac, pum, tic-pum, pum-tic... una oveja, dos ovejas, tres ovejas, una calada, siete ovejas, diez caladas, el cigarro ni siquiera sabe bien, siempre me he preguntado por qué fumo, pero me consuela creer que es por que me calma aunque el tick en el ojo siga y las sabanas sigan ahogándome, mi cama seguido se convierte en mar, a veces lago, a veces charco, pero siempre mojada a veces solo por pensar en ti. Tic-tac.
Extraño, extraño tú,extrañando-té extraño todo. Me gustaban la forma de sus dientes, y la forma en como recorrías los lentes con tu índice, pero la verdad no, nunca me gustaron tus dientes, pocos dientes me gustan.
Espero mientras me muerdo los labios, ya sangran y la boca me sabe a hierro, el pelo no deja de crecer ¡para! miro de reojo pero sigue ahí milímetro a milímetro, recorriéndose, burlándose de mí, ¡que suerte la de los calvos!
Perdí la cuenta de las ovejas, el fondo es negro y todas ellas eran negras, quizá deba contar otra vez pero no sé por qué cuento o sí debería contar, ni siquiera recuerdo si sé contar.... tres caladas, veintisiete, el tren se va, no me voy, ahí no dejan fumar, cuarenta caladas, los pantalones me quedan cortos y siempre tengo frío en los tobillos, es por eso que quizá son débiles, siempre temen romperse como el hielo.
No conozco de tiempo pero parece que ya se me hizo tarde.
La comezón sigue.

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