lunes, 28 de diciembre de 2015

Notas varias.

Hoy amanecí como Dios me trajo al mundo,... en contra de mi voluntad.
Amanecí agria y extrañandote, eso de por sí es bastante decadente, pero no me ofende hablar de decadencia si de lo único que puedo presumir es de soledades, egolatrías y maltratos o de ti, que es lo mismo. 
Fuiste mi buena mezcla de amores rotos y fracasos, seguiste la linea preconcebida.
Te quiero pero no me matas, pero no.
Incapaz de describirte, no puedo hablar de ti y de ninguna de tus formas, no puedo describir tus ojos sucios o tu boca tan húmeda siempre, no puedo hablar sobre tu barba, ni de tu voz, ni de que todo el tiempo te llamo en pensamientos: "extrañame", te digo, por que ni siquiera puedo añorarte físicamente, eres algo que se supone no existe, y yo no te quiero como una bruma lejana te quiero aquí besándome el caracol de la oreja y hablándome de tus pasiones como el odio.
Eres extraño, por eso aunque no te vayas yo te necesito un poquito cada vez más...
Los oídos punzantes te representan. Eres como las llaves chocando entre sí, eres una insistente despedida, un constante arrepentimiento y aún así...
Los Labios chocan, los dientes también, las respuestas, las salidas, los buenos deseos, la mala racha, las dudas, los sexos.
Tocamos partes de nosotros que ni siquiera sabíamos que teníamos pero las tocamos como venerando a los fantasmas de los antiguos orgasmos.
Dejan de importar la ambivalencia entre el irte y el venirte y egoístamente juntos, solamente nos dedicamos a nosotros mismos.

jueves, 19 de noviembre de 2015

No dije Adiós, es algo que debo todavía.

Abro tu pelo con mis dedos callosos y eso no me impide sentir la húmedad del sereno —las lágrimas de Dios— , son hebras, hebras gruesas como tus labios, todos ellos, como las de tus piernas, como la de tu estómago suave, como la de tus brazos que abrazan inutiles, como la de tus palabras idiotas y paladeo entre ellas el olor tan tuyo a cigarro, ¿desde cuándo no me molesta olerte así? saberte así, sentirte así, y te acaricio las hebras, todas ellas y con el rato te evaporas como el alcohol y dejas el vaho del tabaco atrás y no me molesta la ajenidad, ¿desde cuándo no me molesta verte de lejos?

martes, 3 de noviembre de 2015

Pero no.

El amor no nace del tiempo, nace en un nanosegundo, podríamos estar acostados, lado a lado, terminando de hacerlo, sudados, con tu simiente en mi ombligo y de repente quererte, por que sí, por que no hay otra razón para existir en ese nanosegundo más que estar ahí, sobreviviendo.
No me hagas caso, quizá sea una cosa del momento, quizá estar ahí acostados, abrazándonos con tus labios pegados a mi espalda y la ganas de tenerte sean pasajeras,
Me da miedo ese milisegundo, o nanosegundo o si a caso es el padre del tiempo, me da miedo voltearte a ver el rostro y darme cuenta de que te quiero, inevitablemente, irremediablemente te quiero.

martes, 13 de octubre de 2015

Daños Colaterales.

La puerta esta abierta a veces, como es costumbre, pensando que es un barrio seguro,, que nadie va a entrar,no pasa nada si entran, siempre es por error, así que siempre duermo profundamente, sin embargo, sentí los besos en el cuello, las caricias en las piernas.
Me da miedo que sin más, este la habitación vacía, que la puerta se cierre desde afuera ahora, quizá esta vez este bien pararme un rato a observar el tiempo.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Pellizcos.

Las migas en la mesa ya están duras, el perro esta mosqueando la cocina y las repelo con una capa de humo, siempre hablo de fumar pero es que me gusta pensar que no soy igual de idiota que siempre y que puedo dejar de ser o ser con un cigarro en la mano (irónicamente eso me hace más idiota y mas mortal), que puedo pensar mejor, que no tengo ticks ni ansiedad y que no tengo ganas de salir sin motivo a la calle y no regresar. El cigarro es una parte sustancial de mi misma que a veces se va pero siempre, siempre va a regresar.
Borges se alegró cuando dejó de ver por que ya no lo atormentaba su reflejo pero yo ya estoy ciega y ni siquiera me importa quién soy, necesito verlo, necesito cambiarme el nombre y buscarlo a ver si en cualquier vida, aunque fuese en una me amara, en cualquier presentación, de animal, de piedra, de suspiro.

martes, 1 de septiembre de 2015

Momento cero.

Háblame.
Contamos al revés, perdimos.
Somos una película rota, o quizá, no debimos dejar que corriera, quizá nuestras heridas no encajan, como pensábamos de los rompecabezas incompletos que dejamos en la mesa.
No me acostumbro a ti, siempre siento que tengo que alejarme o fundirme contigo; vayámonos lejos de los labios.
Conozco ahora tus sitios débiles y eso me hace peligrosa.
No me gusta tu voz, ni el lugar en el que te vi ayer, no me gustan tus hombros, ni tu cabello, no me gusta tu sonrisa, ni tus ojos, no me gustan tus manos, ni tus piernas, no me gusta tu impaciencia, ni la forma en la que dices mi nombre, sigo contando al revés, al momento del encuentro y te borro, ya no deberías existir a partir de ahora.

jueves, 30 de julio de 2015

El gato no siempre come lenguas.

No siempre tengo qué decir.





(sí, a pesar de mi personalidad imprudente e impulsiva. errática y neurótica, rebelde y escandalosa, llorona y gritona; no siempre) 

Tarde. (mierda)

Recordé nuestra cita algo tarde, aún no había lavado los trastes, el suelo estaba sucio y la cama estaba sin tender, estaba segura de que había dos o tres prendas regadas por el suelo y como siempre mi escritorio estaba hecho mierda.
Suspiré.
Guardé mis cosas en la mochila, la puse en mis hombros, ajuste mis tenis viejos a mis tobillos débiles y corrí; haciendo memoria, sintiendo el aire entre las hebras del pelo y la resequedad de la boca me di cuenta de que nunca observé mi alrededor, inconsciente de mi entorno, ni siquiera me importó volarme mi propia barda al darme cuenta de que no traía llaves, no me importó romper mis medias, nunca me importaba que tu causa arruinara mis prendas, y tu recuerdo se posaba entre las líneas invisibles de cualquier paisaje, te leía como cualquier cosa, ávida de saber qué tenías que decirme, intentaba estúpidamente verte y leerte antes de que tu imagen se materializara siquiera.
Te quise siempre, te quise antes de saber que te quería, y por eso te esperé, ahí sentada en mi sala, con mi cuarto limpio y con la comida caliente, pero ya jamás llegaste, ni llegarás, quizá me di cuenta tarde, como siempre, mi hora va mal.
Tomé el telefono y marqué su número, sin embargo, no fue necesario contarle nada, la derrota es muda. 

VeoVerde.

Ya no diferencio entre noventa minutos y dos horas.
Ahora entiendo por qué tengo ansiedad.
Me muerdo las uñas, me muerdo los labios, fumo y como en exceso.
Imagina esto:
Son las tres de la mañana, !Dios¡ es ahora cuando pienso en la inmortalidad del cangrejo y en cuán estúpido es poner a alguien "equis" a imaginar "ye" cosas... en fin, estás dormido, completamente muerto pero por alguna cosa de la vida te da comezón el cuerpo, no el cuerpo solamente, no solamente una comezón cualquiera, es el cuerpo entero, es una comezón verdadera, los parpados te pican, el cuero cabelludo, las plantas de los pies, las rodillas, la espalda, cualquier cosa que tenga contacto con la sabana y obviamente no hay dedos que te alcancen, no puedes rascarte dentro del ojo pero puedes rascarte el ya infectado oído que está así por habértelo picado incesantemente cualquiera de las otras noches anteriores, te pican las tetas, por que sí, los hombres también tienen tetas, y te pican la vagina o el pito, por que no hay centímetro de piel que se salve, ya hay pedazos de tu existencia que ni siquiera parecen piel, medios rasgados, sangrados, ya con costra, tienes que parar y lo sabes, pero sigues sintiendo está comezón tan hija de puta.
Las horas no alcanzan tic-tac, tic- tac, ¿quien decidió que el sonido de las manecillas era ese? suena más a un constante pum, pum, pum, pum, que te retumba en el oído (en el que escuchas, o sea el que no esta infectado) y se siente debajo de las uñas, donde punza y sangran ... retumba dentro de tu ojo haciendo eco en el tick que hace bailar la ojera de aquel corriente color morado y hace que todo parezca aún más lento, o más rápido, dependiendo de cuanta comezón te quede o cuánto sudor siga saliendo de debajo de tu ya de por sí, sucio cabello, de repente las sabanas parecen sogas y te atan, se amoldan a tu cuerpo como segunda piel, falta la respiración.
¿No es extraño que la gente siga creyendo en las ovejas para dormir?
¿En qué cree la gente hoy en día? debería de saberlo una anciano como yo, pero no sé si soy anciano o si debería de saberlo, tic-tac, pum, tic-pum, pum-tic... una oveja, dos ovejas, tres ovejas, una calada, siete ovejas, diez caladas, el cigarro ni siquiera sabe bien, siempre me he preguntado por qué fumo, pero me consuela creer que es por que me calma aunque el tick en el ojo siga y las sabanas sigan ahogándome, mi cama seguido se convierte en mar, a veces lago, a veces charco, pero siempre mojada a veces solo por pensar en ti. Tic-tac.
Extraño, extraño tú,extrañando-té extraño todo. Me gustaban la forma de sus dientes, y la forma en como recorrías los lentes con tu índice, pero la verdad no, nunca me gustaron tus dientes, pocos dientes me gustan.
Espero mientras me muerdo los labios, ya sangran y la boca me sabe a hierro, el pelo no deja de crecer ¡para! miro de reojo pero sigue ahí milímetro a milímetro, recorriéndose, burlándose de mí, ¡que suerte la de los calvos!
Perdí la cuenta de las ovejas, el fondo es negro y todas ellas eran negras, quizá deba contar otra vez pero no sé por qué cuento o sí debería contar, ni siquiera recuerdo si sé contar.... tres caladas, veintisiete, el tren se va, no me voy, ahí no dejan fumar, cuarenta caladas, los pantalones me quedan cortos y siempre tengo frío en los tobillos, es por eso que quizá son débiles, siempre temen romperse como el hielo.
No conozco de tiempo pero parece que ya se me hizo tarde.
La comezón sigue.

sábado, 11 de julio de 2015

Aún así, la vida sigue.

Sabes que todo esta jodido cuando piensas en regresar sobre tus pasos a pesar de todo.
Empiezas a frecuentar aquellos lugares donde fuiste miserable solo para poner el dedo en la llaga y sentirte otra vez vivo.
Te rodeas de gente fumadora y te besas con extraños o extrañas y finges demencia si los vuelves a ver.
Empieza a no importar nada y terminas siendo nada tú mismo.
Duermes en sillones ajenos, todos olorosos de cuerpos extraños pero esa ya es tu vida.
Un ente sin hogar vagando por los rincones en busca de alcohol, eres el divertido borracho de las fiestas. o el que pide un porro...
La vida siempre se va a basar en eso, en un equilibrio entre todas las cosas que tienes y que te faltan, entre los besos que diste o entre cuantos ramos de flores te han dado en tu vida.
Todo es tan estúpido; en algún momento todo pierde sentido.
y no importa si llegaste a la hora, o si en realidad no llegas, ¿a quien le importa? el día acaba contigo o sin ti, el café se enfría, el té mancha los dientes y todos somos adictos al refresco; achacamos nuestra estatura a un yogurth por que no podemos aceptarnos, y lo más jodido es que necesitamos creer que el amor es algo genético como el pelo rubio o los pies grandes, ¡Dios!
Las monedas de cincuenta centavos no tienen el mismo valor que en la infancia, donde, por cierto, las cosas tampoco eran sencillas, regresaría sobre mis pasos solo para golpearme las bolas bien duro. (si las tuviera, claro)
Dejaría las cosas exactamente iguales por que, aceptemoslo, nadie podría hacer el mismo trabajo de mierda que hacemos nosotros mismos por nosotros mismos.
Me dedico a valer verga, ese no solo es mi pasatiempo, es mi propósito en la vida.

He intentado dejar el tabaco pero por si a caso cargo un encendedor que ya con el tiempo ha tenido mis huellas marcadas en los costados, también sabe de mis amarguras y de mis malas decisiones, es el testigo de cuan fácil es para mí perderme.

...

punto y coma.



Tengo los dedos marchitos,
los ojos amarillentos,
la piel triste;
el único que esta aquí
es mi fiel cigarro,
encarcelado entre mis manos
o a veces entre mis labios
y muchas veces entre mis
desesperaciones.





lunes, 6 de julio de 2015

El híbrido defectuoso.

Tengo un tick en el ojo izquierdo, me palpita, me hiere.
Como este ir y venir, esta cansina rutina, ya hay un hoyo en el piso.
Malgasto todo mi cambio en cigarros, a veces te compro uno a ti también.
No sé sí inconscientemente quiero que mueras conmigo... o conscientemente.
Realmente no me importas tanto; ya no eres especial.
Cuando te conocí, solías ser la cobija remachada que tanto me gustaba,
la cobija gastada y aun así cálida, que yo me arropaba en las noches de desvelo
me sentía amada por esa cobija parchada, pero pronto la cobija dejo de calentar
y de la nada se hizo gato y aquella cobija vieja se fue a arropar
entre sus garras a otro regazos...  Ahora eras un gato, simple, llano, lleno de manchas
que buscaba el regocijo de la felicidad efímera de cualquier extraño.
Al principio no entendía por qué te ibas, pero es que yo no veía tu naturaleza animal,
aún así,
no ignoraba los vacíos que tenías que llenar y por eso siempre que regresabas,
yo te abría la puerta otra vez, deseosa de ese falso calor, y me veía necesitada como polilla
en la hiriente candela, porque no, ya no entibiabas mis recónditos abismos de cariño,
ya los llenabas y embarrabas de la arena que tenías guardada entre tus patas, de otros extraños;
empecé a odiarte pero no como tú me odiabas a mí, por que eso se sabe,
como se tiene certeza de muchas otras cosas materiales, que me odiabas,
pero ahora no por mi naturaleza animal si no por muchas cosas que en un principio
a
l
a
b
a
b
a
s;
te seguía buscando entre las sabanas y dejaba que me hirieras por que así somos los solitarios.


miércoles, 1 de julio de 2015

Yo no escribo nunca a personas (no realmente).

Cuando era niña tenía miedo a todo y de todos, era imperativo para mis lagrimales estar siempre ahogados, era necesario para mis muecas la tristeza y para mi mente lo incógnito,
Soy esa niña perdida y chillona todavía, con el pelo más largo, con un cigarro en la mano, con la incertidumbre y la intermitencia del día a día pero a diferencia de antes, te tengo a ti, nos tenemos, yo como aquella inmensidad temorosa y temible al mismo tiempo y tú como aquella imperiosa rama que jamás se rendirá, te quiero como no tienes una idea, gracias por existir, simplemente gracias. 

No sé si somos opuestas o si con cada cosas que parece distinta nos complementamos pero hay, por supuesto, vacíos que solo tú puedes llenar.


martes, 23 de junio de 2015

AMBIGÜEDAD 2.

Ahora estoy en la oscuridad recitando poesía de ausencias y me siento la sombra clavada en la pared como cuadro chueco. 

miércoles, 17 de junio de 2015

A la deriva.


Los microbios de la saliva van de los dedos, a las pestañas y viajan de ahí a la mejilla ajena, de ahí al hoyuelo al lado de la boca y el beso en la comisura los regresa a su lugar. 
Me siento un microbio. Un parásito estomacal. Una solitaria de varios metros. Apostada dentro de aquel intestino sin dolores verdaderos. Había hecho ahí mi hogar y de repente me sentí nadando en otras aguas. 
Soy un microbio en la comisura de alguien abstemio. De alguien virgen. De alguien feo. 
Soy los mismos labios. Resecos. Gastados. Agrietados. Castos. 
Soy el microbio y la solitaria. Soy el abstemio. La lolita en la esquina. La deriva misma. Soy una pérdida total de la moral. El virus y la cura. Soy Años y la belleza efímera de la juventud. 
 Soy el corcho perdido en el mar flotando lejos donde no hay Ni tierra, ya ni sal. Ni amor. Donde pierde sentido el silencio. Donde ya no ahoga el agua y el sol ya no besa el cuerpo. 

domingo, 14 de junio de 2015

jueves, 11 de junio de 2015

AMBIGÜEDAD.

Todo el tiempo estoy fumando, constantemente me reviso el pelo y sí, en efecto, apesto a decepción.
Las horas pasan sin que yo me dé cuenta, sin que nadie se dé cuenta. La música suena. Todos bailan. No sé quién es quién, igual me toman por la cintura y me muevo al ritmo del cuerpo extraño pero yo no veo a nadie más que a él, a lo lejos, tomando otra cintura y embriagándose en otros labios, sonríe como si el mundo se encontrara en esos brazos y quizá así sea.
Doy otra calada, el cuerpo extraño se acerca y huele mi cabello, dice que huele bien y yo solo puedo pensar en la vida de mierda que debe tener para no darse cuenta de mi decadencia. 
Cambio de brazos, intenta besarme, cambio de brazos, me pierdo. Doy vueltas y soy y no soy.
Ahora estoy en la oscuridad recitando poesía de ausencias y me siento la sombra clavada en la pared como cuadro chueco. Oscuridad lechosa, constante, cegadora, palpitaciones en las sienes, en las pupilas, en el sur del cuerpo, en el centro. 
Me auto censuro, me mimetizo con los escombros pero siguen recurriendo a mí, soy un lugar común.
¿qué haría yo sin ti? ¿qué haría sin lo efímero y lo vulgar? ¿qué haría yo llegando a tiempo a todos lados?
Eres mi decepción favorita.
Hablo de la pertenencia y la permanencia, no puedes quedarte, ya lo sé, pero ingenuamente desde el otro rincón espero que te quedes y seas mío.

Hoy me leyeron la mano. No estas en ella. En ninguna intersección, en ninguna cruz, ni si quiera por equivocación escondido detrás de algún recondito lunar.


jueves, 4 de junio de 2015

ABISMOS.




Constantemente me estoy despidiendo de cosas; no me acostumbro todavía a la sensación de vacío.

Estoy llena de de abismos, como cuando estas chico y tienes sarampion o cuando metes los pies al agua de la laguna y se te pegan las sanguijuelas; así son los abismos, de repente un día ya tienes uno pegado en la frente, o en el pecho, o en el estomago, no es cierto que se siente como jodidos insectos, se siente como cuando te vas a caer y tienes la certeza del vacío, del golpe seco, que va a doler, que va a dejar marca, muchos abismos son así y otros tantos son pequeños y se acumulan dentro de la boca y los escupes cuando ya no puedes mas, se paladean primero, y te dejan un sabor amargo, a veces se juntan en la nuca, a veces tienen diferentes formas, a veces son besos en las comisuras de los labios, a veces es cuando te tocan la palma de la mano, los abismos tienen formas inesperadas, como cuando muerdes fuerte y dejas marca, o un té en la mañana o cuando restriego mi sexo con el tuyo, los abismos son el sonido de jadeo, son las platicas largas, son un amanecer ebrios, los abismos vienen en formas ilusorias y efirmeras, los abismos son putas, son zorras, son una mamada, son una pendejada, algunos abismos se quedan, irremediablemente se quedan.


jueves, 28 de mayo de 2015

En el aire.

No sé qué parte de mi misma perdí esta vez, quizá ni siquiera perdí nada, como cuando traes el lápiz en la mano pero no te das cuenta, total, algo estoy buscando, tal vez sea todavía, a mi misma; me extraño a veces, por eso me escribo tantas cosas, y aunque nadie me lea, ni me entienda, yo me encuentro (aunque sea poquito) aquí, necesito seguir buscando, no como dorothy, que la tenía facil con su camino amarillo, el mio esta hecho de cemento, o de chapopote, o de cantera o de lo que me queme la planta del pie, pero sigo caminando, con o sin ampollas.
No quiero ser la inacabada toda la vida, no quiero ser le perdedora, la perdida, la que se pierde, que pierde, toda la vida. Tal vez a ratos, para no olvidarme de la decepción...

Ya me voy, voy a llegar tarde (como siempre).

sábado, 23 de mayo de 2015

Susana

Respiraba duro, los lentes se le empañaban y limpiaba el vidrio constantemente como queriendo alejar, también, la ceguera, tenía dedos torpes y por eso no se quitó la ropa sola, ni siquiera quería hacerlo, las luces seguían prendidas y no le gustaba así, cerraba los ojos constantemente viéndose cada vez más estúpida, o así se imaginaba, así se veía a sí misma, con sus shorts rotos hasta las rodillas y su vestido de algodón arrugado por encima de los pechos, torció el gesto, no se gustaba así misma así que había sido un descubrimiento agradable darse cuenta que había a quienes no les importaba su fealdad, se desnudaba para quien quisiera verla, pero a oscuras le gustaba más, así podía facilitarles el que imaginaran otro rostro o el que gritaran otro nombre sin sentirse tan enteramente culpables.
Susana, así se llamaba, puta, así le llamaban.
Tenía los muslos suaves, los pechos llenos y la barriga siempre sola, tenía ojos eternos tristes, la nariz tímida y los labios rebosantes de mentadas de madre (o de penes) de cualquier forma, común o no, estaba sola.

jueves, 21 de mayo de 2015

INVOLUCIÓN


Me gusta pensar en charcos
en que somos profundos como un charco,
en que nos ahogamos con un chisguete,
en que los renacuajos evolucionan
y les salen ancas y les salen ojos saltones
y croan alto; pero nosotros nos
mantenemos estancados en esta pila,
en este tinaco, aljibe, pozo, bebedero,
en esta jicara, en este casi vaso.
Somos como la bacteria verde
que se asienta en el florero de
la cocina, con los pétalos grasientos,
olvidadas, junto con un retrato viejo.
Somos una plaga que recorre las
espinas de la rosa ya muerta.
Fuimos de lado al lado del cristal
encontrándonos a nosotros mismos
y también nuevas formas del límite.
Ya no volteamos al cielo
por que hoy en día ya nadie tiene
fuerza en la cabeza.
Ya no hablamos, intentamos abrir la boca
para ver si caen nuevos insultos o comida.
Somos dependientes y nos alimentamos
de ideas ajenas.

martes, 21 de abril de 2015

Otra carta. (sí, a ti blue)

Hola. ¿Estas ahí? ¿Seguirás leyendome? Es muy probable que no. Aunque no estoy segura por que ya no te conozco...
Hubo una parte de mi hace tiempo que quiso buscarte pero la otra parte la convenció de que ya no valía la pena después de todos los rechazos. ¿qué te digo? Ya sé que no te gusta que te digan tus verdades pero igual sabes que fuiste infantil y ególatra al pensar que te buscaba por que eso era el propósito de mi vida, sonaste mal, por que el rostro hace mucho que dejé de vertelo. Gracias a Dios por que si no, no te diría nada. No creo que merezcas ser recuerdo pero heme aquí escribiendote como hace mucho no hacía. Ya sé que no me leerás. Igual te sigo dedicando la carta (o amago de ella).
Sólo quería recordar cómo era escribirte de vez en cuando y leerte como antes... Sigues escribiendo mal, pero eso no es lo que me sorprende. Me sorprende el ahínco con el que te aferras a algunas personas y la indiferencia con la que te deshaces de otras y que te preguntes si eres una mala persona. No cariño, no lo eres. Solo eres ególatra e infantil como ya había dicho pero tampoco te lo tomes a mal. No te odio. De verdad que no. Te invito a ver una pelicula. ¿lugar? Tú en tu casa y yo en la mía. Te invito un café, el lugar es el mismo. Te invito a comer. En fin, que ese lugar sea nuestro lugar de encuentro. No te voy a incomodar si mastico fuerte o si trago recio o si el chisguete (amo esa palabra) de orina que se escucha en el eco del baño resuena hasta donde estes, tampoco me vas a escuchar hablar en sueños o enojarte si me acabo las palomitas antes de tiempo, tampoco te voy a molestar si hablo fuerte o de cosas acerca de sexo. No te preocupes por mis tatuajes o mis malas palabras o mis sueños de loca. Ya no tendrás que ver mi rostro ni por las mañanas, ni las tardes o las noches. No lo verás a los veinte años (eso es seguro) tampoco a los treinta, ni a los cuarenta. No tendrás que verme nunca y solo tendremos en común que a la misma hora vimos una película o tomamos té o nos rascamos los ombligos. Eso será lo único que tendremos en común por que ya no escuchamos. Ni vemos. Ni tocamos, ni cantamos las mismas cosas.
Me alegra. No sabes cuánto. Que seamos tan diferentes. Tan distantes (de aquí a cuatro cuadras y media), que nos llenen cosas distintas y nos ahoguemos en diferentes vasos, que nos susceptibilicen diferentes cosas y nos besen diferentes labios. Te quiero pero no como antes. Te quiero menos y mas. Te quiero alejada. Te quiero amputada de mi. Y si algún día dejas tus pendejadas de infante. Llámame por que aunque no te estaré esperando igual podemos tomarnos algo a la misma hora y en el mismo lugar del reencuentro.  

jueves, 9 de abril de 2015

Un día vi a una vieja francesa con oxfords verdes en la plaza, eran hermosos, nunca me habían gustado tanto unos zapatos, aunque eran normales, ordinarios, usuales, corrientes.
Así eras tú, eras como unos zapatos verdes cualquiera, me gustabas por corriente, no tenías nada diferente, eras hasta vulgar con tu 1.80 de estatura, con tu barba, con tu voz gruesa, eras como un zapato común, eres un zapato con mierda.
Mucha gente es como tú, aunque no cualquiera como unos zapatos verdes, eres quien debes ser aunque pises mal, aunque a veces te dejes usar por muchas viejas francesas en la plaza y me gustas, así de usado, así de verde.
La vieja francesa te llevo lejos, hasta donde mi vista ya no pudo ver su paso, hasta donde los zapatos verdes se fueron y la francesa me arrebato la oportunidad de seguir alimentando mi lado voyerista observando con cuidado cada pliegue de aquellos bonitos zapatos verdes. Nunca me ha gustado el verde o los oxfords pero a esos bonitos zapatos verdes nunca los pude usar por eso quiero esos y ningunos más.

domingo, 5 de abril de 2015

Escupí sangre.

Estoy fumando sola.
Recaí.
Estoy en la azotea y tengo frío.
Pienso en la mucho que quiero irme y me siento inválida, siento como si me hubieran arrancado las piernas y me estuviera arrastrando por el mundo, aquí en este que tiene 2 por 2 punto treinta, aquí donde se ahogan las margaritas en agua y las velas están encendidas toda la noche y se rezan cosas que no entiendo y se llora en silencio.
Ya no siento el culo, el ladrillo no es cómodo, me voy a dormir aquí.
No sé si quiero escuchar a la gente ladrar adentro o si quiero oler los orines de la perra o si quiero ver los ojos rojos del adicto al resistol que vive abajo, no sé si quiero dormir una hora y después estar en vela escuchando los encolarizados chidillos de la hija de mi madre.
Hoy es uno de esos días; hay suicidas por todos lados, menos en este pueblucho de mierda, todos somos cobardes, además no hay puentes suficientemente altos; yo conozco uno, pienso todos los días en él, en si me estara esperando, me conoce, le he hablado un par de veces, pienso también en si le molestara la finalidad para lo que quiero hacer con él.
Dejo el cigarrillo a medias.

miércoles, 18 de febrero de 2015

MORFOSINTAXIS DEL DESNUDO.

Repentinamente me siento tan de antaño,
con el peso de los recuerdos y del presente en la espalda.
Parece que tengo joroba, con doscientos kilos de oro falso
Soy un camello, avejentado, sediento y lagañoso,
Soy una basura, en el ojo, en la cocina, en el baño.
Me miro en el espejo y soy la arruga en la sonrisa que se tiene por herencia
se extiende a lo largo de mi cara, por mi cuello y por mi cuerpo entero
Me deshago, por que soy noventa por ciento lagrimas y me escurro por todos los rincones oscuros
Soy un puñetero fantasma que se embarra en las paredes buscando un sitio donde no llegue el frio.
Soy mariconadas de vieja amargada.
Soy ese ardor en los lagrimales, por infección y por aguantarme los putazos.
Repentinamente me siento rota y junto los pedazos de mi cuerpo con estos brazos inutiles.
y me pego con engrudo como las piñatas del mercado,
Soy la niña perdida que le llora a su mamá
Soy exactamente el tipo de mujer para hombres de más de cuarenta.
Tengo los dedos desgastados de tanto pelar.
Pelaba todos los días, todo el día, me ardian las manos
Los maízes parecen nunca acabarse.
Soy la tierra que piso y que todo mundo pisa
Repentinamente me siento tan sola.




martes, 10 de febrero de 2015

La esperanza duele.

"Ojalá la velocidad para olvidar fuera tan fácil de calcular como la distancia entre tiempo pero el amor no es una ciencia exacta"
-BS


No recuerdo mi infancia, no recuerdo lo que hice ayer, tengo tan mala memoria, pésima en realidad, tengo libretas llenas de recuerdos inútiles, tengo cartas que mandé, los borradores, tengo las cartas que recibí, tengo las fotos, tengo los hilos que ate en mis dedos y que fingi eran anillos, tengo playeras, pulceras y sonatas, tengo imágenes y tengo voces, tengo la felicidad pero también tengo la decepción y la tristeza, tengo los impulsos, tengo las decisiones, los fallos, los aciertos, los desmayos, las risas y los abrazos, los esguinces, los moretones y las cicatrices, pero son recuerdos inútiles por que ya no te tengo, no tengo el calor, no tengo tu mano en mi mano, no tengo tu mirada en la mía, ni tu brazo en mi espalda, tengo la esperanza, esa perra, esa bomba sin explotar, esa desalmada que vive constante en un rincón de tu mente a tientas de salir cuando piensas que ya no necesitas crear nuevos recuerdos, que no necesitas mas cartas, ni su mano en tu mano, esa alarma constante en intermitencia y esa constante incognita de no saber de ti misma, de no saber si ya olvidaste, por que ¿quien esta seguro de ello? Y lloras por que no olvidaste y recuerdas que habías decidido olvidar para no seguir llorando y te guardas y dejas junto con los recuerdos inútiles el nudo de la garganta y tus lágrimas y sonríes a medias.


jueves, 22 de enero de 2015

La despedida.

Oídos sordos, respiración acelerada, sudor bajando por la espalda baja, los pezones erguidos y la piel sensible.
De las sombras salió su mano, siempre tan elegante, con sus dedos largos, con esa extraña cicatriz en el pulgar, tomo mi mentón suavemente como quien toca un instrumento, acariciando con delicadeza los pliegues de mis labios, demorándose en la textura de estos, años ahí como queriendo grabar en piedra mis besos; de un momento a otro con movimientos fluidos y silenciosos, o quizá es que ya no me daba cuenta, que quizá el hipnótico movimiento de sus manos me dejaría aturdida, pero aunque ya no pudiera ver sus ojos los sentía observándome en el espejo de enfrente, disfrutando y al mismo tiempo padeciendo ese último gesto en mi cara, tomando mi cuello de a ratos, pasando de nuevo sus dedos entre mis labios y regresando a mis senos, paciente, dulce, besando mi cuerpo con sus dedos, tocando esos puntos, todos debiles solo bajo su tacto, ahí colgada de sus brazos, colgada de repente del alma, colgada del deseo, colgada de lo que una vez fue amor.


viernes, 16 de enero de 2015

Diario #1601

Te escribí una carta, de esas largas llenas de puta honestidad ("mi virtud") lo que nadie sabe es que me cuesta mucho trabajo regresar a ti, así como dejarte, te quise muchísimo, te necesite muchísimo y me duele que no sea recíproco... Ojalá entendieras, hoy me dan piquetitos ahí donde se supone que está el corazón.

No hablas y tampoco me dices nada, que te borren la boca si solo sabes engañar, empiezo a odiarte de nuevo, ¿por qué siempre me siento atrapada en está ambivalencia afectiva? te quiero, por supuesto pero también tengo esa necesidad de sacar mi profunda frustración, mi capricho no se ha cumplido, te odio, te odio.

Ya no busco tu compañía como antes, ya no te quiero buscar, no lo entiendes, no quiero tu esclavitud, no quiero tu criterio encadenado a mis ideales, vete, lárgate, pero por favor deja de ser tan perra sin corazón.